lunes, 27 de abril de 2009

Buenas perspectivas

Se dice que el éxito de un congreso está muy relacionado con el número de comunicaciónes que se presentan en él. Si esto es así este congreso va a ser un éxito. El comité científico se reunió el sábado pasado para valorar las 73 que se habían remitido en el plazo establecido. Éste es un número mucho mayor que en las anteriores ediciones lo que nos puso muy contentos a todos. En las actuales circunstancias de trabajo, con demandas disparadas y pocos estímulos para investigar, es casi milagroso que muchos compañeros saquen tiempo y motivación para hacer sus estudios. Tras cada una de ellas hay un considerable número de horas fuera de jornada, de ilusión, de creatividad, de pertinacia. Desde la organización los felicitamos a todos y les damos las gracias. Estas son las cosas intangiles que compensan de organizar un congreso. También los técnicos de las unidades docentes han hecho un trabajo magnífico asesorando a todo el mundo que les ha pedido ayuda con autentica abnegación. Muchas gracias a todos.

Después, en la cena, hablamos de mil cosas relacionadas con la situación actual de la medicina de familia. Salieron temas recurrentes y sobre todo uno actualmente de moda: parece que nadie con buen número en el MIR elige medicina de familia. Alguien cuenta una anécdota relacionada con esto. En algún sitio alguien había cogido una plaza con un 1500 y todo el mundo se preguntó si es que a ese chic@ le pasaba algo, si es que tendría alguna rareza o es que le faltaba información. Sobre esto hay un gran debate en los blogs, generalmente en términos catastrofistas o victimistas, como puede verse, por ejemplo, en http://gofiococido.blogspot.com/2009/04/no-hay-mas-ciego-que-el-que-no-quiere.html

Parece que hemos encontrado otro látigo para flagelarnos, por si no teníamos bastantes. Hace años fue la diferencia entre los que habían hecho y los que no, la residencia ("los pata negra" y "los otros"); ahora los que sacan el MIR en los tiempos en que puede sacarse con pocas preguntas y los de antes, los de los "buenos tiempos". El hecho es que siempre parece haber motivos, dentro de nuestro colectivo, para establecer clases, para hablar mal de nosotros mismos desde relatos que, en mi opinion, sobre todo denotan un cierto complejo de inferioridad que no terminamos de quitarnos. No observo eso en otras especialidades donde pueden encontrarse abundantes deficiencias si les aplicamos la misma lupa y sobre todo si las comparamos con sus condiciones reales de trabajo mucho mejores que las nuestras.

Porque ese es el tema. Tenemos que centrarnos de una vez en nuestro círculo de influencia. Cimentar una autoestima sólida, creer en la eficacia de lo que hacemos, desarrollar un discurso teórico mínimamente sólido como especialidad y sobre todo reivindicar unas condiciones de trabajo adecuadas para desarrollarnos. Porque siempre estamos con el pie cambiado. Cualquier especialidad hospitalaria tiene en consulta 30 o 45 minutos por paciente nuevo y al menos 20 por revisión y ningún problema para pedir todo tipo de pruebas. Nosotros no pedimos tanto. Nos conformaríamos con 30 pacientes por consulta (aunque el Taylor recomienda 25) y y una mejor coordinación con el hospital lo que podría incluir una historia informática común (¿alguien se explica porqué esto no es así?) o que al menos nos remitan informes de los pacientes vistos en consulta y algunas cosas más (como pedir las pruebas complementarias que juzguemos necesarias).

Debatimos si, como sociedades científicas, tenemos que hacer reivindicaciones o mantenernos al margen, en un terreno puramente científico. Mi opinión fue que sí (otros compañeros pueden opinar de las suyas), ya que la calidad de nuestro trabajo depende de las condiciones en que las que lo realizamos. Es importante que proyectemos a la sociedad qué puede aportar a su salud un médico de familia si nos permiten trabajar bien. Ha llegado el momento de dejarnos de debates envenenados que solo nos debilitan y de dedicarnos a cuestiones más eficaces, como esmerarnos en formar bien a nuestros residentes, hayan sacado el número que hayan sacado en el MIR (y en esto se puede mejorar mucho); hacer una estrategia de reivindicaciones para mejorar nuestro trabajo, realista y bien diseñada; reivindicar que se valore el mérito y la capacidad y que alguien pueda progresar si se esfuerza y trabaja bien (cosa que no ocurre en estos momentos).

Y modular nuestro discurso para dejar de hablar mal de nosotros mismos. El problema de nuestra especialidad son las condiciones de trabajo en algunos puntos (quizá en demasiados) del sistema y las expectativas sociales que son producto de eso, entre otras cosas. Por lo demás es una especialidad apasionante y necesaria, cada vez más necesaria a medida que la medicina hospitalaria se fragmenta y se deshumaniza. En nuestro colectivo puede haber gente "manifiestamente mejorable", pero también gente sumamente competente y con eso que se llama vocación. Médicos auténticos reconocidos por sus pacientes. Trabajo con algunos de ellos cada día. Son buenos clínicos; interpretan pruebas complejas y hacen eco´s (aunque les pongan "pegas"; saben asesorar con profesionalidad; discriminan y priorizan los problemas con tino; acuden a domicilios y hacen guardias con gusto (aunque despotriquen a veces de lo que ocurre en ellas); se compromenten con los pacientes y trabajan en los lugares más perdidos de pais; leen algo más que medicina y tienen un magnífico sentido del humor. Por eso me mosqueo cuando hay gente que nos denigra por cuestiones anecdóticas aunque sean ciertas. Porque solo son parcialmente ciertas y porque de muchas no somos los únicos responsables. Un respeto.
RGC

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